Los hombres, mujeres y niños de Breckenridge se enfrentaban a una vida de duro trabajo y peligro. Largas horas de trabajo en las minas o transportando mercancías por carreteras llenas de barro y baches, cocinando, limpiando, cosiendo o dirigiendo pensiones, ayudando a los padres en la granja o en la tienda o a las madres con las tareas domésticas, todo ello les dejaba poco tiempo para el ocio, pero se "recreaban", en verano y en invierno, en interiores y al aire libre, individualmente o con otros. Esquiar, patinar sobre hielo, cazar, montar en bicicleta, pescar, jugar a las cartas, bailar, cantar en grupos corales, participar en actividades de clubes, organizar cenas y otros actos sociales, todo ello les proporcionaba un respiro de la vida cotidiana.